miércoles, 10 de diciembre de 2008

Abismos.

Hoy, las piedras terminaron de golpearme,

de azotarme contra el muro.

Han roto mi centro,

dejándome devastado,

inconcluso,

inexistente,

inerte,

desfragmentado en cuatro puntos cardinales.


Hoy, rasgaron mi piel debajo de ésta,

la hicieron añicos y se la devoraron,

mañana tendré que zurcir mi nueva dermis,

con angustia,

con temores,

con intentos (vanos),

con un hilo in-comprendido,

agotado,

exhausto,

inhabitado de todos los hemisferios del ser.


He quedado devastado,

desarmado como un muñeco olvidado.

Desmembrado y sin fuerzas,

sin ánimos;

inconstante,

como si en mi norte gritara,

y en mi sur callara.


como una carretera que va hacia la nada,

que da al vacío,

que da al abismo,

una y otra vez,

me dirijo.

miércoles, 5 de noviembre de 2008

Yo Podría.


Yo podría,

prenderme fuego,

extinguirme en las cenizas,

quedarme en ellas,

como una serpiente enroscada,

esperando tus señales,

para devorarte una y otra vez,

y escucharte pedir que pare,

para volver a empezar.


Yo podría,

convertirme en árbol,

de un segundo a otro,

darte frutos de sudor,

y volver a ser semilla,

el día que te alejes.


Yo podría,

tragarme tus latidos,

comerte el corazón,

usar tu piel debajo de la mía,

y hacer de ella mi coraza contra el mundo.


Yo podría,

cazarte como un lince,

tenerte por el cuello,

agazaparme a tus carnes desnudas,

convertirme en piel muerta,

ser el cazado al fin y al cabo.


Yo podría,

Ser viento y marea,

desfragmentarme en tu geografía,

decantar en tu vacío,

ser un allegado en tus sueños,

la oscuridad en las noches,

las sábanas que te cobijen.


Yo podría,

ser esto y lo otro,

ser todo o ninguno.

Si tan sólo prosiguieras mi existencia,

mis pasos atrasados,

mi inocencia tardía,

tu sonrisa perdida.

Si tú quisieras,

Si tú me vieras,

Si tú entendieras.

Entonces, yo podría.

Yo podría.

miércoles, 15 de octubre de 2008

Todas Las Noches Juntas.


Me dejaste inhabitado,
exiliado de tus placeres.
Negaste amamantarme de tus pechos por las noches,
por eso mi aliento taciturno se eleva en tu búsqueda con desesperanza.
Mi garganta se llena de fuego,
presa de la agonía,
pues los ángulos de ésta pieza,
violenta en su geografía,
sólo encuentran mi cuerpo cada vez que la recorro de par en par.
Quedo inconsciente en la penumbra del olvido,
y aunque es probable que tú sigas tu camino,
entre huesos y placeres,
una vez más
-y todas las noches juntas-
siga quedando inválido,
por falta de tu cuerpo sexo luz.